¿Madre a tiempo completo o madre trabajadora?

Hace unos días leía el artículo titulado “No existe una ideología de la maternidad intensiva” y con algunas compañeras feministas comentamos qué nos parecía. En mi opinión, lo que se plantea en el artículo de forma intencionadamente polarizada es lo siguiente: o dedicas tiempo a tus criaturas o accedes a ser explotada por un mercado laboral capitalista y salvaje. Como si no pudiera haber un punto medio, como si una opción fuera «la buena» y la otra «la mala”.

Exigir al sistema que nos deje “maternar como queramos y sin prisas” es necesario, pero dar por hecho que eso es lo que queremos todas las madres es cuanto menos atrevido. Sobretodo porque así se invalida el sentir de muchas madres que, aun teniendo claro que las criaturas deben estar en el centro (y no hacerlo es patriarcal), queremos volver al trabajo y combinarlo con la crianza.

Mi mejor amiga por ejemplo, una mujer de clase obrera, con un trabajo en el que tiene que hacer guardias nocturnas… ¿A ella también le vas a decir que no te parece bien que a su beba de 6 meses la duerma su padre? ¿Le vas a venir con la exterogestación a una mujer que disfruta de su vida como madre pero también de su trabajo? Que sí, lo ideal es que tuviera una baja más larga para poder hacer lo que es mejor para ella y su beba pero, mientras no cambien las leyes ni el contexto (algo que no va a suceder ni ahora ni dentro de 10 años)… ¿Podemos dejar de romantizar las maravillas de la crianza 24/7?

Hablar de la crianza respetuosa (o de apego) como si todo fuera perfecto, en plan: ‘no es el tipo de crianza lo que falla, es el sistema’, es olvidarse de que este tipo de crianza en un contexto patriarcal está llevando a muchas madres a un rol calcado al que tenía mi abuela cuando fue madre: abnegada, cuidando a su marido como a un hijo más y sin independencia económica.

Dentro del mundo de la crianza de apego, al que pertenezco desde que fui madre porque me encanta el punto de partida, ni se cuestiona que haya madres que le puedan dar una lectura patriarcal a este tipo de crianza. Es más, cuando he publicado algo en este sentido, como experiencia personal, explicando que yo en su día hice una interpretación patriarcal de la crianza respetuosa, me han dicho que eso es por culpa del sistema, que este tipo de crianza es fenomenal y no tiene grieta alguna. Pues alguna grieta tendrá si hay una parte del feminismo que no nos compra el discurso, digo yo.

Dicho esto, hay una cosa que el feminismo debe revisarse y ahí coincido con la autora del artículo. Hay madres que queremos estar más con nuestras criaturas y una parte del feminismo no cree que eso lo hayamos elegido voluntariamente.

Habrá miles de mujeres que NO, eso seguro, pero, ¿qué pasa con las que SÍ? Tratarnos de “no sabéis lo que estáis diciendo” y dar por hecho que no es una decisión formada e informada es paternalista. Y es actuar como lo hace el patriarcado: ‘yo sé lo que es mejor para ti madre, hazme caso que tú no tienes criterio porque el patriarcado no te deja ver más allá’.

Somos muchas las que lo hemos elegido así por motivos distintos pero sobretodo por dar prioridad a las criaturas y esto es romper con un mandato patriarcal y capitalista evidente. Etsa feminización de la maternidad la hemos conseguido nosotras, con todo lo que supone romper con los mandatos patriarcales porque no queremos criar como se hacía antes.

¿Y si hacemos más autocrítica?

Cada vez tengo más claro que el feminismo (y quien sea) nos comprará la idea cuando las madres a tiempo completo/ media jornada seamos capaces de hacer mucha autocrítica y revisar nuestro discurso siempre que sea necesario.

Algunas preguntas que me surgen cuando intento hacer autocrítica son: ¿Estas mujeres se quedan en casa porque quieren? Habrá algunas que sí. ¿A quién beneficia esto? A las criaturas, lo cual es FENOMENAL, pero también al patriarcado. ¿Cómo puede ser esto, no es contradictorio? Yo creo que no lo es tanto cuando separamos las cosas y las analizamos detenidamente.

Cuando pones a las criaturas en el centro “te cargas” solo una parte del entramado, la que afecta sobretodo a las criaturas, pero no acabas con la maternidad patriarcal solo con eso.

Pues mira, por ese lado tal vez no lo sea pero sí lo es (y mucho) para los padres, que van a hacer cosas como usar la teta de excusa para no hacer el huevo a la hora de dormir a sus criaturas. ¿Acaso no es esto último algo funcional para el patriarcado? Y esto es solo por poner un ejemplo, supondréis que el panorama en cuanto a la corresponsabilidad es para llorar en la gran mayoría de parejas heterosexuales.

El papel de los padres

Las “nuevas maternidades feministas” tienen claro que hay que exigir corresponsabilidad de las parejas hombres. Y estoy segura de que luchan para que esto sea así, sin embargo, algunas cosas que dicen que van en la línea contraria. La contradicción es lógica y no exigo una coherencia absoluta porque soy consciente de que es un discurso que aún estamos elaborando pero convendría ir analizando las cosas con perspectiva feminista.

A mi personalmente, sin ser yo ninguna experta, solo una madre que intenta feminizar su maternidad y la de las que vengan, hay algunas afirmaciones con base científica, que me generan muchas dudas. No por la parte teórica sino por la puesta en práctica de la teoría.

Esto de que un bebé necesita solo a la madre los primeros 9 meses de vida, por ejemplo, como si el padre realmente no pintara NADA para mecer, acunar, cantar, dormir y alimentar al bebé, no me acaba de convencer. Por las criaturas sí, obvio, pero si hablamos de feminizar la maternidad y hacer autocrítica este planteamiento llevado a la práctica me parece demasiado “homogéneo”.

Aunque sean solo 9 meses, algo temporal, con sus múltiples beneficios para la madre y la cría, aunque podamos hacerlo, yo me pregunto: ¿debemos? ¿Por qué no podemos hablar de un punto medio? ¿Y  las que queremos hacerlo solo un 80%? ¿Y las que no pueden? ¿Les decimos que eso es lo que la naturaleza manda? Pensadlo bien amigas: el patriarcado también nos decía que todas las mujeres tenían que ser madres porque es nuestra biología. ¿Cuánto hay de mandato de género en esta afirmación con base científica?

Insisto: pongamos a las criaturas en el centro SI pero hablemos también del ‘hasta dónde’, del coste que ha supuesto para tantas madres que, con la experiencia y el paso de los años, tenemos la sensación de haber sido un poco engañadas.

Conclusiones

Para mi no existe el debate entre “madres a tiempo completo” y “malas madres” y hablar de ello en estos términos es un error que cometemos muchas de nosotras, las feministas madres y no madres, y que al patriarcado le encanta porque nos enfrenta y nos divide. 

Creo muy necesario darle una lectura más realista a todo esto y sobretodo, evitar relacionarlo con ser más o menos feminista. Al final se trata de dos tipos de madre y todas navegamos entre ambos. Las posibilidades y realidades son infinitas: la que deja de trabajar fuera de casa, la que lo intenta combinar, la que vuelve a trabajar antes de acabar la baja maternal… Hay de todo y nada de esto tiene que ver con ser más o menos feminista. 

Son tipos de madre (con sus respectivas crianzas) y lo feministas que sean solo depende de lo deconstruida que esté la mujer que hay detrás de esa crianza o “tipología de madre”.

Y por último, a la crianza respetuosa le falta perspectiva feminista y creo que, en vez de defenderla a capa y espada, deberíamos estar hablando de cómo feminizamos un tipo de crianza que mola mucho porqué que rompe con una educación patriarcal y adultocéntrica.

Publicado por marMC

Mar MC periodista especializada en crianza y maternidad, madre de 2 y feminista radical. Acuño el término ‘crianza radical’ para hablar de un tipo de crianza que nos representa a muchas madres y que es feminista, respetuosa, crítica, combativa y que comprende que ir a la raíz cuando educamos, especialmente a hijos varones, es más necesario que nunca.

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